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El Camp Nou no es cualquier lugar para Guardiola: Su carrera exitosa como futbolista estuvo ligada al Barca y es, sin duda alguna, un culé de corazón, aún y al estar entrenando un equipo alemán. El lazo entre Pep y el Camp Nou se hizo más fuerte, cuando este fue entrenador de la plantilla principal. A Guardiola no le quedó nada por ganar y su partida representó un duro golpe para la institución y la grada, que vio partir a aquel mister que los hizo jugar un fútbol admirado por el planeta entero.
Hace poco, vimos como Guardiola fue a Cataluña para ver jugar al conjunto culé frente al Manchester City por la Champions y en sus diversas expresiones era notoria su admiración y amor por el estadio, pero sobre todo por Lionel Messi, un jugador que en su era llegó a la élite del fútbol internacional.
A próposito de Lio, Guardiola ha declarado que en su momento "le tocó disfrutarlo" y en la semifinal "le tocará sufrirlo". ¡Y vaya que lo sufrirá! porque, independientemente de lo que ocurra en la serie y a pesar de que haya pasado mucho tiempo y que se hayan tomado rumbos distintos, sentarse en el banquillo del Camp Nou, ver a Messi jugar y saber que ya no es tu jugador, no es fácil de digerir y mucho menos si tú eres Pep Guardiola.
Messi es y seguirá siendo una verdad incomoda de la que Pep no podrá escapar.