Se hizo justicia en el Olímpico
La Roma recibió a la Juventus en el Olímpico con el objetivo de recortar las distancias que los separan en la liga italiana. El partido, fue incierto, sobre todo para el equipo de la capital que vio imposible hacer un buen juego y que no conforme con esto, tuvo que lidiar con una situación más que polémica.
Hablar de la primera parte del encuentro, es hablar de conformismo y temerosidad por parte de ambos equipos. De entrada parecía que la Juventus se conformaba con el empate y que la Roma, no tenía ningún tipo de oportunidad en el ataque puesto que eran incapaces de acertar dos pases seguidos entre sus jugadores. Alguna esporádica llegada de Carlos Tévez que hacía diagonales al área para luego buscar a Morata es lo más rescatable, de resto, muy poco. Simplemente estrategia.
Ya jugada la hora de partido, las cosas fueron distintas, puesto que una vez más, la Juventus sería protagonista de uno de los actos polémicos de la fecha en el Calcio: Vidal simuló una falta descarada al borde del área, engañó al colegiado, quien no dudo en pitar a favor de la Vecchia Signora ni tampoco en expulsar a Torosidis, de más está decir que fue injusto. Acto seguido, Tévez marcaría un golazo magistral al momento de cobrar la falta y colocaría a ganar a la Juve.
Foto: Prensa Libre |
No se discute la extraordinaría calidad del apache al ejecutar el tiro libre directo, pero si es discutible el hecho de que, en definitiva, no hubo ninguna acción que ameritara cobrarse. Es evidente que hablar de que hubiera pasado sino se cobrara dicha falta es solo aundar en un terreno hipótetico, pero de cualquier manera, un gol siempre cambia un partido, sobre todo uno tan cerrado y tan táctico como el que se vivió en Roma.
En efecto, el partido se rompió, y los espacios comenzaron a abrirse de lado y lado. La Roma por fin consiguió rematar al arco e incluso sus primeras jugadas desde el corner. Fue justo en una pelota parada, cuando Keita remató de cabeza con el arco despejado, para que con un toque muy sútil y desafortunado Marchisio la metiera al fondo de las mallas. Todo era esperanza para La Loba después del autogol y también para Ruddy, que había sentado a De Rossi y a Totti, en miras de mayor velocidad, pero todo quedaría igual, porque por más velocidad, ganas e impetú de los minutos finales, se jugó un mal partido y lo que no se hizo en 80 minutos, pesó y pesó mucho.
La Roma se mantiene a la misma distancia que la Juventus, esto no la ayuda en lo absoluto, pero al menos puede decir que hizo justicia en casa.
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